Comunidades de propietarios

23 14 marzo 2018 comunidades de propietarios Tu comunidad, un espacio cardioprotegido Un desfibrilador en el portal puede salvar una vida en los cinco minutos posteriores a un infarto. Intuitivos y fáciles de usar, cada vez se están colocando en más vecindarios » L. A. I. E n España mueren al año unas 30.000 personas por un paro cardíaco. Alre- dedor del 67% de los infartos se producen en el domi- cilio y muchos podrían no haber sido mortales si se hubiera utiliza- do un desfribilador en los siguien- tes cinco minutos al ataque. Con estas cifras no es difícil entender que algunas comunidades (300 a nivel nacional sólo el año pasado) estén comenzando a instalar kits de estos equipos sanitarios como los que podemos encontrar en ins- tituciones, centros de trabajo y edu- cativos o edificios públicos que per- miten actuar en el caso de que algún vecino sufra un ataque al corazón. En en País Vasco la normativa permite y, en ocasiones hasta reco- mienda y obliga, el libre emplaza- miento de estos desfibriladores en espacios públicos. «Para obtener el distintivo de ‘espacio cardioprote- gido’ –definido como aquel lugar que dispone de los elementos nece- sarios para asistir a una persona en los primeros minutos de una parada cardíaca– se ha de dispo- ner de un desfibrilador homologa- do, correctamente instalado y man- tenido, tener personal formado para su utilización y cumplir con la nor- mativa vigente en cada comuni- dad, que normalmente solicita registrar los equipos. Es bastante sencillo», asegura Rubén Campo, fundador del Proyecto Salvavidas (iniciativa de cardioprotección en España con más de 6.000 entida- des adheridas). Para que sea efectivo, debe estar bien ubicado, debidamente seña- lado y los usuarios deben obtener una formación mínima para per- der el miedo a utilizarlo.Tres pre- misas que pueden parecer arduas de cumplir pero que son servicios que suelen incluir las prestaciones que pueden contratar los vecinos de una comunidad. «Los desfibri- ladores son muy intuitivos, nor- malmente se imparte formación en RCP (reanimación cardiopul- monar) y se explica su funciona - miento para que los usuarios apren - dan y se den cuenta de que so n equipos muy seguros y facilísimo s de usar. Hay quien por descono - cimiento tiene miedo, pero es impo - sible hacer daño a una persona co n estas máquinas porque solo actúa n cuando es estrictamente necesa - rio», advierte Campo. Se trata de equipos portátiles qu e normalmente disponen de un a batería autónoma que tiene un a duración de entre 2 y 5 años , depende de cada modelo. «So n muy seguros. Han nacido para qu e cualquier persona los pueda utili - zar con o sin formación, aunqu e un breve conocimiento previo nos van a ayudar a familiarizarnos con el equipo, perder el miedo y, sobre todo, saber complementarlo con la RCP», argumenta el experto en cardioprotección. En cuanto a tipos de máquinas, existen varios. Con instrucciones «Los más avanzados, además de indicarte dónde hacer la RCP te dicen si la haces bien o mal median- te mensajes de voz, indica si hay que presionar más fuerte o si esta- mos realizando buenas compresio- nes, y adecúan la descarga a las necesidades del paciente, cuanto más resistencia y tamaño, más des- carga da automáticamente», expli- ca el fundador del Proyecto Salva- vidas. Pero lo cierto es que en la mayor parte de los países europeos los que principalmente se utilizan son «los modelos semiautomáticos en los que el usuario presiona el botón de descarga tras comprobar que no hay personas que estén en contacto físico con el paciente. Los automáticos, cuyo uso es de menos del 2%, dan la descarga automáti- camente avisando por mensajes de voz», destaca el experto. Uno de los aspectos que más echa para atrás es la creencia de que estas instalaciones son muy caras. Nada más lejos de la reali- dad, «un servicio integral con un desfibrilador de alta gama y fácil uso, con complementos como la vitirna, cartelería, formación pre- sencial, mantenimiento integral y el distintivo de ‘espacio cardiopro- tegido’ tiene un coste de unos 85 euros al mes, algo muy asumible para una comunidad de vecinos», recomienda Campo. El manteni- miento también es un aspecto fun- damental ya que los desfibrilado- res tienen baterías que se desgas- tan y parches de un solo uso que caducan, de ahí que haya que tener en cuenta que «si se pretende adquirir solo un aparato en vez de contratar un servicio hay que saber que las baterías cuestan entre 50 y 500 euros». Toda empresa, entidad, institución o particular que desee colocar desfi- briladores semiauto- máticos externos en sus instalaciones debe comunicar y registrar su empla- zamiento a la direc- ción general com- petente en materia de asistencia sanitaria en cada comunidad autó- noma, de lo que se suelen encargar la propia empre- sa de instalación. Registro

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