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Osasuna
Salud
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A
ne tiene 31 años y desde que
tiene uso de razón padece un
miedo irracional a los perros.
Reconoce que nunca le ha
pasado nada grave con ellos pero no
puede evitar sentir temor hacia cual-
quier perro, sea cual sea su raza o tama-
ño. «La gente no entiende que una per-
sona pueda tener miedo a un animal
doméstico y siempre tengo que oír los
típicos ‘no hace nada’ , ‘si es muy bueno’
pero el caso es que no puedo compartir
un espacio con un perro. Me pongo muy
tensa y tengo que controlar en todo
momento dónde se encuentra el ani-
mal», explica. Al intentar precisar el
origen de su miedo, lo achaca a lo
«imprevisibles» que resultan los canes.
«Lo paso fatal. Me despiertan mucha
inseguridad, sobre´todo los pequeños o
cachorros que se mueven mucho y
corren». Ane está pensando en acudir a
un profesional porque este miedo empie-
za a afectarle en su día a día. «Vivo en la
ciudad y si veo venir un perro me cam-
bio de acera. Además, evito las zonas
ajardinadas donde los perros campan a
sus anchas sueltos, incluso aunque ten-
ga que dar un buen rodeo para llegar a
algún sitio», se lamenta.
Ane podría estar padeciendo el inicio
de una fobia. Como explica el catedráti-
co de Psiquiatría de la Universidad  del
País Vasco y jefe del Servicio de Psiquia-
tría del Hospital Universitario de Álava
(HUA), Miguel Gutiérrez Fraile, una
fobia es un trastorno de ansiedad que
consiste en la aparición de un miedo
intenso, irracional y desproporcionado
a un objeto, actividad o situación que se
intenta evitar por todos los medios.
Las fobias suelen aparecer en la infan-
cia o adolescencia. «Hay factores psico-
lógicos y muchos autores lo atribuyen a
un deficiente aprendizaje a la hora de
confrontar determinadas situaciones en
la infancia», explica el experto. Sin em­
bargo, también existen otras teorías que
establecen un origen psicógeno que ten-
dría su base en problemas de desarrollo
libidinal desde el punto de vista freudia-
no. «En algunos casos se hipotetiza con
alteraciones cerebrales que incluyen
problemas de regulación de determina-
dos neurotransmisores cerebrales.
Hablarían de una cierta disposicionali-
dad a la hora de desarrollar este trastor-
no», subraya. Y es que en las respuestas
fóbicas se producen reacciones en el
sistema fisiológico. «Existe una activa-
ción vegetativa: taquicardia, sudoración,
vasoconstricción periférica, enrojeci-
miento, palidez, malestar digestivo,
sequedad de boca, diarrea, etc. También
se produce siempre una conducta de
evitación o escape de la situación que se
teme y lo que se llama una ansiedad
anticipatoria por la que el sujeto, gene-
ralmente, sobrevalora la situación que
teme y minusvalora los recursos que
posee para superar la citada situación»,
recuerda el doctor Gutiérrez.
A pesar de ser una de las patologías
más frecuentes, las personas que la pade-
cen rara vez acuden a un especialista a
tratarse. «Lo que ocurre es que el grado
de discapacidad que producen puede ser
muy variable y hay fobias que no vale la
pena tratarlas porque incapacitan poco o
casi nada. No es lo mismo tener fobia a
los ascensores que a determinados ani-
males que uno no se encuentra en el
marco de la vida normal», sugiere.
Terapia cognitiva conductual
Pero, ¿cómo se diferencia el miedo de la
fobia? «El miedo es una respuesta nor-
mal y comprensible a una situación que
entraña objetivamente peligro, mientras
que la fobia es un miedo despropociona-
do, irracional a situaciones que entrañan
poco o ningún peligro». A la hora de
abordarlas, lo más habitual es utilizar
terapias de corte cognitivo conductual
como la exposición a la situación temida
hasta que se reduzca la ansiedad. Por
ejemplo, si se tiene fobia a subir a un
ascensor, primero se invita a la persona
a subir un solo piso acompañada, luego
unos cuantos más, y más tarde que repi-
ta la operación en solitario con otra per-
sona esperándole al otro lado. Son accio-
nes que se realizan de forma gradual.
«Las fobias se tratan habitualmente con
terapias conductuales y técnicas de des-
ensibilización sistemática. Ocasional-
mente con cobertura farmacológica»,
explica el jefe de Psiquiatría del HUA.
Casos frecuentes
con pocas
consultas
Los trastornos fóbicos, siendo muy
frecuentes, no producen consultas
en la misma proporción, ya que sólo
se acude a un especialista cuando
incapacitan mucho. «Esto hace que
no sean demasiado frecuentes las
consultas de este tipo», reconoce el
jefe del Servicio de Psiquia-
tría del Hospital Universitario de
Álava, Miguel Gutiérrez Fraile. Sin
embargo, subraya que en principio
todas las fobias se pueden superar
«aunque no sea fácil». Las más
habituales son aquellas que se refie-
ren a miedo a las alturas, a sitios
cerrados, a determinados animales
grandes o pequeños, elementos
naturales, objetos punzantes o cor-
tantes relacionados con la medicina
–como inyecciones– y a situaciones
relacionadas con la actividad social
como hablar en público o conocer
gente nueva. En el otro extremo se
sitúan las menos frecuentes, pero
Gutiérrez señala que pueden variar
de un contexto a otro. «Una rara
puede ser fobia a tener mal aliento,
por ejemplo, que se relaciona con la
fobia social».
Miedo irracional
Una fobia es una aversión obsesiva a alguien o a algo, o un
temor irracional compulsivo. Las personas que sufren una
fobia reaccionan de forma similar a una situación de
verdadero peligro: el corazón se acelera, les entran sudores
fríos y temblor e incluso se les puede revolver el estómago
Las fobias aparecen normalmente en la infancia o la adolescencia, según el doctor Miguel Gutiérrez Fraile.
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